lunes, 29 de diciembre de 2008

Fuego sobre el madero

Después de romper el áspero
castrante

hostil

cerrojo de las ataduras

apuñalé al pecado
cayendo agónicas
mis trabas y mis culpas
Dejé de pedir permiso para vivir
Disponiendo conocerte
abrí tus brazos en cruz

—cristo de mis pasiones—

y hundí el sabor
de mi presencia
en tus pies
en tu cuello
en la blanca playa de tu espalda
Recorriéndote fui creciendo
hoja de tu rama
rama de tu árbol
árbol de tu bosque
hoja loca al vaivén
de tu tronco elocuente
Empinando a la fiebre
mi despertar
caminé y rodé en tus cumbres
y tu sexo brotó
dejando su vasta lluvia
en mi rezumante tierra nueva.
Dina Posada
Fotografía: La_Dama

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. El liston artistico lo tienes muy alto. Enhorabuena.
Un abrazo.

La_Dama dijo...

Gracias, David..

besos....